Hoy el decano de la prensa nacional nos informó de varias cosas importantes sobre el caso de los comerciantes atrincherados dentro de las instalaciones del ex mercado mayorista de Lima:

- en primer lugar, los comerciantes no están "atrincherados" ni mucho menos han "tomado" el local; solo "permanecen" en La Parada, una palabra sin ninguna carga valorativa;

- en segundo lugar, hay un niño junto con ellos, pero está con su madre;

- y en tercer lugar, el niño está bien de salud. ¡Qué bueno!

Pero hace pocos meses, otro medio del mismo grupo informaba de otra manera sobre la participación de niños en otro conflicto social:

- en primer lugar, no se trata de un simple conflicto entre dos partes: no, aquí se trata de "antimineros", una palabra con fuerte contenido valorativo;

- en segundo lugar, los niños no solo "están" en las protestas: más bien son utilizados, son víctimas de estos malvados antimineros;

- y en tercer lugar, no sabemos si están acompañando a sus padres en la referida movilización; no se dice nada al respecto; como es evidente, la presencia o ausencia de los padres tiene consecuencias en la interpretación del lector sobre la pertinencia o no de que los niños estén en el lugar de conflicto.

Así pues, tenemos un problema de doble rasero editorial en el marco de un mismo grupo mediático. Me disculpo por no presentar la noticia del mismo medio, pero en el caso de Perú.21 ni siquiera encontré referencias al caso del niño en La Parada; pese a que sí les preocupó mucho y le dedicaron muchos titulares al tema de los niños en las protestas contra Conga.

En comunicación, esto se conoce como "framing" o encuadre de la información; una herramienta por demás legítima, pues cada medio tiene derecho a resaltar los aspectos de la información que considere más pertinentes. Lo que sorprende es la incoherencia, pues en un caso parece pertinente denunciar el "uso" de los niños, y en otro caso similar les parece más relevante destacar que el niño en cuestión está con su mamá y está bien. ¿Esto es una línea editorial, o es un zig-zag editorial?

Para colmo de incoherencias, resulta que una de las personas que "permanecen" en La Parada es Ida Ávila, "comerciante" sobre la cual el mismo grupo mediático ha informado hace poco que es militante inscrita en el PPC, uno de los partidos con intereses políticos evidentes en el marco de las próximas elecciones municipales. Todo OK, la señora Ávila tiene todo el derecho del mundo de ser militante de un partido y simultáneamente protagonizar un conflicto social. Pero ¿nos imaginamos que ocurriría si en vez de una militante del PPC hubiera un militante de Tierra y Libertad o de Patria Roja entre quienes "permanecen" en La Parada?

Yo sí me puedo imaginar cómo sería la cobertura en ese caso:

- en primer lugar, allí sí se destacaría que "usan" a los niños poniendo en riesgo su integridad al exponerlos a una situación de peligrosa conflictividad social.

- en segundo lugar, no podrían ser simplemente "comerciantes", una palabra que otorga cierta legitimidad; tendrían que ser necesariamente "anti"-algo: anti-desarrollo, anti-modernidad, anti-sistema, etc.

- en tercer lugar, esos "comerciantes antidesarrollo" no estarían allí ejerciendo de manera consciente su derecho a la participación y protesta ciudadana: no, estarían "manipulados" por "partidos" "radicales".

- y en cuarto lugar, no se usaría una palabra tan neutra como "permanecen": no, la cobertura tendría que destacar que están tomando un espacio de propiedad pública, lo que sin duda sería descrito como un atentado contra el derecho de propiedad y contra el principio de autoridad.

Aquí vemos lo que el grupo El Comercio entiende por "objetividad" y coherencia informativa.